Nuestro viaje comenzó hace 3 años, el 15 de marzo de 2013. Recuerdo perfectamente que eran las 4 de la mañana cuando Isham, nuestro padre nos despertó a Rabat y a mi. Al fin había llegado el día en el que emprenderíamos nuestra lucha hacia la libertad y una vida mejor. Sabíamos que no sería fácil pero él siempre fue un hombre muy optimista.
Rabat y yo nos encargamos de despertar a nuestros hermanos mientras mi madre terminaba de poner en unas mochilas algo de comida y ropa. Se me partió el alma al ver cuan plácidamente dormía Atira. Ella es la más pequeña y vulnerable de la familia. Es horrible lo que le esperaba... no se merecía nada de lo que estaba sucediendo. Cuando le besé la frente abrió los ojos y me miró... recuerdo aquella mirada llena de ternura e inocencia. Fue entonces cuando decidí que haría todo lo posible para que mi familia llegase a España sana y salva.
Cuando Rabat fue a despertarlos, los demás ya tenían los ojos abiertos y nos miraban con caritas adormiladas. Haian no tardó nada en levantarse y cuando se acercó a mí me dijo al oído "Somos los mayores. Si alguno de nuestros padres muere, la responsabilidad será nuestra."
Cuando estaba todo listo para partir cogí mi mochila no sin antes colgarme del cuello el colgante que me había regalado mi abuela años atrás. Era una piedrecilla azul preciosa. Al dar el primer paso en la calle, fuera del calor de mi hogar, sentí que todo había cambiado para siempre... que ya no había vuelta atrás.
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