domingo, 17 de abril de 2016

Llegamos a Italia

Cuando llegamos a Himarë nos llevamos una gran decepción. Al parecer allí no podíamos coger el barco hasta Italia. Se me ocurrió acercarme a dos chicos que debían tener unos 25 años  y preguntarles que dónde se encontraba el puerto más cercano. Al parecer, ellos se habían llevado la misma decepción que nosotros. Nos vimos obligados a comunicarnos en inglés con ellos y tuve que llamar a mi hermana para que tradujese lo que queríamos decirles. Rabat conocía muy bien el idioma ya que una compañera suya de la escuela lo hablaba y como le encantaban los idiomas decidió aprenderlo.

Los jóvenes turistas viajaban en caravana ya que estaban haciendo una ruta por todos los países de Europa. Querían coger un Ferri para volver a Italia, su país de origen. Nos llevamos una grata sorpresa cuando nos ofrecieron llevarnos. Aceptamos a la primera. Es cierto que no los conocíamos de nada pero nos habían dado buena impresión y estábamos ya muy cansados.




El viaje  sólo duró 10 horas. Yo quise sentarme en la cabina del conductor junto con los dos chicos que acabábamos de conocer. Mi familia viajaba en la parte de atrás. Yo nunca había visto una caravana por dentro. Al entrar me di cuenta de que parecía una casa completa. Me contaron un muchas cosas maravillosas sobre Europa mientras pasábamos pueblecitos y árboles. ´

Es increíble lo rápido que puede pasar el tiempo cuando lo disfrutas... me di cuenta de su fugacidad y a la vez de lo mucho que puede extenderse un segundo cuando sufres. También reflexioné sobre lo valioso que es al pensar en mi padre. Daría cualquier cosa por pasar unos minutos más con él. Unos minutos que desaparecerían sin darme tiempo a apreciarlos. Luego se volvería a ir y el tiempo volvería a parecer eterno.

Tardamos tres horas en llegar a Vlorë  y allí pagamos todo lo que nos quedaba para montar en barco e ir a Italia.  Estaba muy cansada y era de noche por lo que pasé las seis horas dormida. Cuando me desperté ya habíamos llegado a nuestro destino. Nos despedimos de los jóvenes, no sin antes darles las gracias y comenzamos a caminar. No estábamos del todo seguros de lo que debíamos hacer por lo que se nos ocurrió acercarnos a la policía a explicar nuestra situación.

No tuvimos problemas con el idioma en la comisaría ya que había traductores. Explicamos nuestra situación y nos mandaron a un refugio en el que había más gente que había huido del conflicto. Mi madre consiguió un  trabajo y nosotros pudimos ir a la escuela. La verdad es que estábamos realmente bien en Italia pero aún nos faltaba algo. Mi padre siempre quiso ir a España y ese era nuestro objetivo desde el principio.

Tras nueve meses de trabajo, cuando ya teníamos el dinero suficiente, nos montamos en un avión y llegamos a España.

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